Éstas son algunas de las fiestas más destacadas de la provincia de Alicante:
Las Hogueras se 'plantaron' por primera vez en 1928, pero desde mucho antes Alicante quemaba enseres y ajuares inservibles, leños y troncos en la noche mágica del 24 de junio. Fue en ese año cuando se alzaron con sentido artístico e irónico a la vez las diez primeras hogueras que estuvieron en pie dos días completos.
Desde entonces 'Les Fogueres' han ido aumentando en calidad y número. Se instituye la Comisión Gestora. Aparecen las Barracas como centros de reunión y diversión, baile y actividad festiva.
Las hogueras de Alicante se celebran del 20 al 24 de Junio, y durante esos días las bandas de música, los pasacalles, las mascletás y en general el ambiente festivo hace de ella una fiesta única y artística.
La gastronomía local surge con fuerza, la 'Coca amb tonyina' y 'Les bacores', con el riego generoso del 'vi de la Condomina'. La fiesta se hace amplia y popular. Se multiplican los actos, ofrenda de flores a la patrona, desfiles, cosos multicolores, etc. La exaltación de la mujer que en Alicante recibe el nombre de 'Bellea del Foc'.
Foguerers y barraquers, escenográfos, pintores, cartelistas y grafistas, escultores, arquitectos incluso, culminan sus obras y crean monumentos con toda su ilusión que serán admirados por toda la gente antes de la noche del 24 de Junio, en la que arderán.
Un pueblo que no baila, que no danza, no sabe lo que es una fiesta y una diversión. Más de cincuenta danzas diferentes se conocen en nuestra provincia, y junto a ellas se desarrolla una amplia coreografía por la belleza plática de los trajes femeninos, coloristas y plurales, y por la severidad del atuendo del “bailaor” Pero sin duda alguna, la “danseta” con dulzaina y tamboril, es la expresión bailable más genuinamente alicantina, ya que es raro el lugar, el pueblo en que, con pequeñas diferencias, no se bailaba y se baila hoy. Es el verdadero baile de Alicante. Esta es una provincia, una comunidad “ballaora i dançaora”, puesto que la danza es un poco el modo y la manera de ser de los alicantinos.
La variedad de movimientos, la pluralidad de trajes, tanto femeninos como los propios de mozos, se advierte en Castalla, Alicante o la propia Ibi. En nuestra provincia, plisados y toquillas, pañoletas y lazadas, muestran sus bellos contrastes. En Villena, bajo los arcos góticos de piedra berroqueña, en la serenidad del claustro, se baila y forma corros, interpretando las más populares danzas.
Los trajes típicos muestran sus hechuras en Biar y Bañeres, y en su movimiento constante parecen arco iris infinitos. Bellísimo el traje de pastora de Ibi, premiado en certámenes internacionales y en concursos de danza.
Varias poblaciones alicantinas bendicen el pan y le atribuyen facultades y virtudes curativas. La ceremonia de la bendición produce la fiesta y la fiesta deriva en procesiones y bailes, pasacalles musicales y suelta de cohetes.
Pero quizá la población de mayor fama en esta fiesta sea la de Torremanzanas o La Torre. Se celebra en honor a San Gregorio y en agradecimiento por haberles librado de una plaga de langostas que asolaba sus campos.
En ella varias muchachas ataviadas a la usanza del lugar llevan al templo sobre sus cabezas el “paquemat “, olorosos panes cubiertos de polvillo azucarado, con un peso de cerca de ocho kilos y adornados de flores que han de ser bendecidos conjuntamente con el agua del santo que se contiene en frescos botijos. La gente beberá de este botijo y tomará una porción de estos panes que el párroco ha bendecido.
El traslado de los panes desde el Ayuntamiento a la parroquia constituye el acto mas lucido de los festejos, puesto que la ropa que usan las jóvenes en esta procesión, la “bolcá “, viene a ser como un rico muestrario de artesanía, buen gusto y colorido. Trajes que pasan de generación en generación juntamente con todos los seres que figuran en el desfile procesional.
Si las salinas torrevejenses son famosas desde tiempos anteriores a la dominación romana, el Certamen Nacional de Habaneras y Polifonía ha conseguido también una gran importancia y popularidad. Y así Torrevieja “blanca de sales y morena de soles”, como reza su eslogan turístico, se convierte por unos días en capital de la música coral de España, interpretándose en las noches estivales y en el recinto denominado Eras de la Sal, las mejores y más pegadizas canciones que hablan de amores lejanos y románticos y de olas marinas que se desmayan en las playas de Cuba o bajo las proas de las falúas torrevejenses.
La fiesta es un espectáculo y el espectáculo se constituye en un verdadero acontecimiento artístico-musical de primera magnitud al orgullo de canción popular.